El latir de una forma ajena a la realidad da vida a un
cuerpo lacerado por el paso del tiempo… El metal oxidado emula a la compañera
de mil batallas capaz de cortar al viento… La coraza impenetrable ahora se
asemeja a las vestiduras de un mendigo… Y el corcel cuyos cascos opacaban a los
truenos ya hace bajo tierra… Solo quedan vivas e intactas aquellas promesas de
amor hechas suspiro, pero fuente de vida eterna…
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