El nerviosismo de una primera vez… Las ansias inmensurables de
aquel encuentro que promete develar los secretos más sublimes jamás antes
vividos… El clamor en la voz de un talvez que nunca existió… El juego de seducción
eterno donde ninguno de los dos sabe cuál es la presa… La sensación de estar
parados al filo de un precipicio con todo el vértigo incrustado en las entrañas…
Dar la vida en un suspiro que grita la inexistencia de lo sacrílego de un
segundo… Creer que las palabras tiene algún sentido cuando ni la misma realidad
expresa la verdad de su ser… Conocer tu silencio hace que pueda compartir libremente
la confusión sonora de mis días… Evocar aquella sensación electrizante que es
capaz de sacudir no solo tu cuerpo sino el alma misma… Sea en resumen lo que he
dicho en estas líneas y lo entendido por tu capacidad de discernimiento…