Caminar en medio de las calles, sin rumbo claro o fijo y con la voluntad propia de unos pasos que me llevan a lo desconocido de esta ciudad, lejos de la luz del sol, con el esbozo de una sonrisa de memorias privadas y ajenas a la sociedad… Aspirar el sutil secreto de la noche inolvidable junto a esa figura celestial o quizá la dueña misma de la hora bruja de mi delirio… Saberme el amo ajeno de un tiempo inexistente y dudar por un momento de la realidad o la fantasía que viví en medio del fuego proveniente de la lava de tu volcán, ese que abrió las puertas del pecado eterno bajo la complicidad de tu mirada en una noche sin fin… Enclaustrar el secreto de aquellos susurros vertidos al viento que ahora forman parte del universo, la supuración del veneno de nuestros cuerpos al llegar al borde del abismo de nuestra existencia, dejar de respirar en ese preciso instante, en el cual la parca de la muerte nos robó la cordura por un segundo y a cambio nos dio el placer eterno de la inmortalidad de nuestras almas… Locura, demencia o simple conciencia de la verdad, sea cual sea la respuesta, solo espero volver a repetir dicha experiencia junto a ti, mi amor eterno…
