Contar nuestra historia en una noche de tertulia con la
ausencia de las memorias… Sentados al borde de un taburete o quizá apoyados en
el espaldar del ocaso de una vida… En medio de frases llenas de locura,
incoherencia y cordura insana… Hablando de política, religión o del propósito
de la vida… Tratar de entender los motivos de la rebelión en los cielos o la salvación
en medio de las llamas del infierno… Evocar a Dante mientras hablamos de la
redención de un amor lleno de toxicidad… Cuestionar el por qué Hamlet conquisto
la demencia de un reino mientras hacemos referencia a la injusticia del
planeta, la desgracia de los días, el pecado de la carne y los límites impuestos
por el cerebro del hombre… Creer que existe otra vida o simplemente asumir que la
fuerza que nos une data de tiempos antes de nuestra existencia… Creer que
Nostradamus describió este sentimiento en una epifanía inducida por una realidad
que no conocía de la lucidez del espíritu… Saber que cada camino ya fue
recorrido en el calvario de la soledad para llegar siempre al mismo punto… Decrecer
nuestras fantasías en medio de los sueños que el ser busca en aquello que cree
es la verdad oculta, cual novela de Márquez al compás de un capricho retorcido
sin un antes ni un después en las manos de Cronos… Dejar que el brillo de una
traición sea la realidad de un tal vez que inunda el alma… Anécdotas nunca
vividas pero tan llenas de detalles que son capases de dejar su aroma eterno en
la piel… Realidades de un Picasso descubiertas ante los ojos de una mente ensortijada
en los conflictos existenciales creados por el día a día que traduce cada trazo
como un capricho del destino… Ser parte de los juegos impuestos por Artemisa en
busca de una presea sagrada para los amantes que se da ante el altar de un
lecho lleno de deseo, placer y lujuria… Sean palabras al azar que te inviten a
divagar o simplemente a recordar…
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